La vez pasada me dieron ganas de leer a Dylan Thomas (pues como que ya iba siendo hora) y mientras buscaba por Internet poemas sueltos o páginas en las que me dijeran más o menos quién era y por qué tantos escritores y profesores de psicoanálisis lo citan tanto. Lo googlié(o como se escriba esa palabra tan fea) y abrí la primera página que apareciera que no fuera la wikipedia (como para saber algo diferente de lo que sabe la mayoría de gente con estos intereses tan absurdos). Se demoró muy poco en cargar y leí las líneas que se descifraron en la pantalla, al terminarlas me pareció un poema un poco abstruso pero que sonaba bonito, pues cuál no sería mi sorpresa al encontrar que había leído el índice que titulaba cada poema con la primera frase. Desde ese momento supe que algo mágico pasaba con este man.
Bueno, antes de continuar he de aclarar a qué me refiero con mágico:
Este término me causaba una ligera pero incómoda sensación al ser pronunciada por quinceañeras, abuelitas o cualquier humano que sintiera que de hecho podía creer en algo que escapara a las variadísimas y mucho más fascinantes explicaciones que la lógica materialista les pudiera dar. Como consecuencia de esto en ocasiones solía despreciar a un más a estos tipos de personas y la misantropía se me elevaba exponencialmente con cada emanación procaz de lo en ese momento igualaba con torpeza (casi me descalabro escribiendo esa frase). En todo caso llegó la adolescencia y me demostró con el más elemental de los enamoramientos, que la magia podía existir, pues la vida misma es inexplicable, o más bien su sentido, es inexplicable . Que el amor me haya deslumbrado de esa manera tan indescifrable, pero siempre fascinante, me hizo tambalear todo lo que consideraba como “verdadero” o “confiable”. Concluí que el amor y la fe son experiencias que no puedo explicar, o si puedo, pero nunca lo podría hacer del todo (no pues me quemé).
Listo, eso fue todo lo que tuvo que pasar, ahora creo en la magia, y en el poder de lo que quieran decir cuando dicen “espíritu”, creo que da igual si crees que tienes una especie de alma, de la clase que sea, y que esta permanecerá después de que tus patas estén explayadas en un ataúd, o si por el contrario supones que todo está en tu cabeza y que la puedes entrenar y educar para que llegue a niveles de sugestión que son perfectamente demostrables con los más variados experimentos neuronales. Pero lo que debe permanecer y lo que creo que debería preocuparnos también, es en qué medida la experiencia de un hecho trascendental para lo que ya mismo nos parece “real”, nos brinda sensaciones inigualables de felicidad y emoción.
Como no tengo más que decir sobre Dylan Thomas que importe dejo un fragmento que le hizo cosquillas a mi alma o que depronto me emocionó porque enunciaba un hecho estético que en mi historial cumplía a cabalidad con lo mal llamado “sublime”, o simplemente me gustó, para no quedarnos ni con la descripción poética, ni con la descripción científica. Ah qué descripciones tan cansonas pero tan ciertas:
"La mitad de este mundo es del demonio, la otra mitad es mía,
bobo por esa droga fumada en una niña
y enredado en el brote que bifurca su ojo.
La tibia del anciano y mi hueso tienen la misma médula
y todos los arenques huelen dentro del mar,
yo me siento y contemplo bajo mi uña al gusano
que corroe lo vivo.."
Ah qué van a decir, se dice bonito y se es más feliz, qué se le hace.
Bueno, antes de continuar he de aclarar a qué me refiero con mágico:
Este término me causaba una ligera pero incómoda sensación al ser pronunciada por quinceañeras, abuelitas o cualquier humano que sintiera que de hecho podía creer en algo que escapara a las variadísimas y mucho más fascinantes explicaciones que la lógica materialista les pudiera dar. Como consecuencia de esto en ocasiones solía despreciar a un más a estos tipos de personas y la misantropía se me elevaba exponencialmente con cada emanación procaz de lo en ese momento igualaba con torpeza (casi me descalabro escribiendo esa frase). En todo caso llegó la adolescencia y me demostró con el más elemental de los enamoramientos, que la magia podía existir, pues la vida misma es inexplicable, o más bien su sentido, es inexplicable . Que el amor me haya deslumbrado de esa manera tan indescifrable, pero siempre fascinante, me hizo tambalear todo lo que consideraba como “verdadero” o “confiable”. Concluí que el amor y la fe son experiencias que no puedo explicar, o si puedo, pero nunca lo podría hacer del todo (no pues me quemé).
Listo, eso fue todo lo que tuvo que pasar, ahora creo en la magia, y en el poder de lo que quieran decir cuando dicen “espíritu”, creo que da igual si crees que tienes una especie de alma, de la clase que sea, y que esta permanecerá después de que tus patas estén explayadas en un ataúd, o si por el contrario supones que todo está en tu cabeza y que la puedes entrenar y educar para que llegue a niveles de sugestión que son perfectamente demostrables con los más variados experimentos neuronales. Pero lo que debe permanecer y lo que creo que debería preocuparnos también, es en qué medida la experiencia de un hecho trascendental para lo que ya mismo nos parece “real”, nos brinda sensaciones inigualables de felicidad y emoción.
Como no tengo más que decir sobre Dylan Thomas que importe dejo un fragmento que le hizo cosquillas a mi alma o que depronto me emocionó porque enunciaba un hecho estético que en mi historial cumplía a cabalidad con lo mal llamado “sublime”, o simplemente me gustó, para no quedarnos ni con la descripción poética, ni con la descripción científica. Ah qué descripciones tan cansonas pero tan ciertas:
"La mitad de este mundo es del demonio, la otra mitad es mía,
bobo por esa droga fumada en una niña
y enredado en el brote que bifurca su ojo.
La tibia del anciano y mi hueso tienen la misma médula
y todos los arenques huelen dentro del mar,
yo me siento y contemplo bajo mi uña al gusano
que corroe lo vivo.."
Ah qué van a decir, se dice bonito y se es más feliz, qué se le hace.
Más que a Dylan Thomas, a quien me acerqué en mis primeros semestres de universidad y luego olvidé -aunque tal vez no debería-, quiero celebrar que ahora creas en la magia... bienvenido entre nosotr@s, quienes nos dejamos sorprender por las cosas bonitas e inexplicables de la vida, y nos entregamos en sus brazos sin temor...
ResponderEliminarBueno en realidad no es largo...solo hay un poco de temor a lo que no estta acotado dentro de los pocos renglones de un pequeño poema.
ResponderEliminarQueda la duda...es el alma en lo que se cree y tbn en el amor, ¿pero el amor es magia?, ¿el alma es magia?, ¿que de alma y que amor hay en la magia?...